jueves

Tanto tiempo, estas, las paredes, me lo recuerdan.



Ese bolero es mió amigo!

Me recuerdo en esta casa que es mía, me se estos espacios por donde camino y me atraen los recuerdos de cada uno de sus rincones.

Conozco esas ventanas en el corredor principal donde antes habían plantas y un gran espacio en el techo por donde entraba el aire, la lluvia goteando y el sol que daba vida a las plantas de donde salían seres incansables, insectos, hormiguitas en fila sin fin que dibujaba todo el tiempo, las tomaba y las dibujaba, muchas veces muertas por mi falta de delicadeza, ahí en la ventana me sentaba y las dibujaba con un lapiz y alguna hoja bond que salía del escritorio de mi abuelo, ese gran tipo que terminaba su día trayéndonos gomitas de sabores a mi y a mi hermana, y nos tumbábamos en el amplio patio a ver las matas de mamón y a planear como bajarlos para comernos la mitad, y vender el resto a los amigos del colegio.

Me recuerdo en esta casa que es mía y ahora la recorro como un extraño, me fascinan sus bordes, sus esquinas, ese aire a prócer, a colonia, a ilustre. No dejo de pensar lo mismo de cuando era niño y simulaba que yo era un patriota, yo andaba por la casa con un fusil hecho de palo revisando y cuidando heridos, y luego llegaba el enemigo invisible y siempre me jodia en el cuarto de mis abuelos, el mas grande, inmenso, inalcanzable sus paredes largas, tapizadas con arabescos que se extendían y nadie mas les llegaba, ahí están, como siempre, siguen ahí, en ese mismo cuarto y yo los veo y me emociono, que extraño poder tienen los espacios y los objetos que nos llenan, nos dictan. Siguen ahí los mismos espejos, la misma cama, los retratos de mi abuela, la virgen napolitana de mi abuela, ese retrato en especial de mi abuela cuando joven, bella y flotante que me asustaba por las noches y que tuvieron que tapar con telas por mi culpa, el espejo gigantesco donde en años anteriores a mi niñez mi abuela se probaba sus vestidos increíbles que guarda en el armario, esa época trepidante de fiesta donde ambos, viejos ahora, se engalanaban para asistir a todas sus fiestas y cócteles, ahí los ves, ahora, igual que antes, pero con mas arrugas y mas peso sobre sus espaldas, aun maravillosos, discutiendo, conversando, en esta casa tan grandes y de largos corredores, perdiéndose con ella lentamente, olvidando tejas, adobe, cañerías y cemento nova.

Esta casa que es mía, me llama, la recorro, la miro y no dejo de disfrutarla, esta, mi casa, de ahora y de siempre, antigua como pocas, colosa, increíble, donde nací, di mis primeros pasos, oí la radio por primera vez, oyendo a Lucho Gatica, Felipe Pirela, Alfredo Sadel, los viejos italinos en discos de mi abuela y la gran Sonora Santanera, boleros de hoy y de siempre por Radio America! Suena Suena! 12: y 35 minutos volvemos con los panchos!! Mientras mi abuelo me sostenía sobre sus pies enseñándome a bailar, donde escuche mis primeros discos, Hendrix, Zappa, Premiata forneri marconi, Zitarrosa, Chick corea y una lista inmensa. Donde aprendí sobre el amor y el arte, el respeto y la ciencia, donde leí tanto tumbado sobre un mueble antiguo cerca del ventanal del patio, soleado casi siempre, donde me bebí mi primera cerveza, donde tengo mi taller justo en la segunda sala, esta mi casa tan llena de nostalgia, hoy la veo, hoy le escribo, como si viviera, como si le debiera tanto, es esta, mi casa, mi rincón.

1 Comments:

Blogger Arturo said...

Y de paso las grafiteaste de nuevo, las paredes. Dios que foto, ¿Que son, los munsters?

(Tu hermana, ¿No querra patearme el trasero por este comentario?)

2:44 a. m.  

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