jueves

Y mientras tanto seguía sonando Zappa



Y mientras tanto seguía sonando Zappa

Algunos cigarrillos sobraban sobre la mesa...

Aun así ella, que no fumaba, deseaba uno, deseaba al menos mostrarme su lengua rozar el filtro de mis cigarrillos mientras sonaba la música en ese acalorado lugar, Pink Napkins Zappiana!! no, no era el infierno pero si algo cercano, al menos algún cristiano apostólico romano hubiera dicho tal cosa. Ella tenia los senos de plástico, de silicón le dicen, dos masas plásticas, caídas, derritiéndose con los vasos, con el neon, con la guitarra, conmigo y el resto, vidrio y papel quemándose, era ella con sus senos y yo con el cristal tocando madera, era ella y sus ojos, yo tomaba uno de los cigarrillos, humedecidos por el alcohol en la mesa, regados, pertenecientes a alguna clínica, pacientes de la costura, de los puntos carne a carne, que unen, que mezclan, que dejan cicatrices, que se dejan fumar. Ella, decidió contarme sobre su vida, sobre su apartamento, sobre sus ventanas, sobre su falda, de diseñador, exclusivo, exclusividad absoluta, un solo modelo que contornea mis piernas, que tu ves aquí, que aprecias, que saboreas con la lengua, que dejan rastro de mujer, de maravilla, de mujermaravilla, de mi camiseta, que es blanca, virgen, pura, inigualable, al mejor precio, a remate, a 5 & 6, a descubrimiento gastronomico, que se mastica, que se saborea, que esta de aperitivo, a mi me sabia a mierda aquello que ella me contaba, tome otro cigarrillo, otro trago, otra vaina, fue así como comencé a descubrir lentamente y sin imaginármelo que aquello con lo que hablaba era una especie rara de mujer, una a la que podía amar. Bueno, quizás nunca. No tengo auto.