sábado

No, no se extrae, como la piedra de la locura.


Mi hígado grita piedad, me pide perdón y llora, se siente mal, lo he ahogado en licor, busco asesinarlo sin piedad, mi hígado sufre y no se lo dice ningún medico, ningún curandero o brujo, el lo sabe, y sabe el por que de mi odio, sabe por que planeo asesinarlo y por eso quiere ser extraido. Conoce que es parte de mi y que solo con ello acarrea la carga de mi particular gusto por buscarme una enfermedad lenta que me joda los cimientos, el sabe y detesta mi decisión sadomasoquista de afectarlo directamente a el. Se pregunta por que no me doy latigazos en la espalda, o me disparo en la cabeza y jodo a ese insoportable y altanero cerebro, se siente marginado y hastiado de no envenenarlo al menos de buena forma, el se sabe muerto como quien nace y comprende el transito de la vida, pero es algo de lo que se queja, que el no lo sabia, no lo esperaba y no lo conocía, no comprende el dolor que tal cual imán atrae las botellas. Yo no espero explicárselo, el grita ahí adentro y se molesta, pero yo no lo escucho, tengo otras heridas largas por las cuales camino, no me fijo en las otras. Estará celoso, colérico, enfadado. No lo se, mi bilis no da respuestas tampoco. No la remueve, no le da dolor de cabeza. No lo controlo, es esta la forma de ahogarte en el olvido, y si tiene que irse mi hígado y yo en el proceso. Pues bueno, no espero caer de otra forma.

1 Comments:

Blogger Arturo said...

Debe estar celoso de tu estómago.

Tremendo dude, aunque lamento el problema con tu higado, espero que ustedes dos se entiendan pronto, esos problemas de comunicación, pueden llegar a ser muy graves.

10:48 a. m.  

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